La maquina perfecta
Nuestro cuerpo es una máquina perfecta.
Dispone de un sinfín de mecanismos para protegernos; entre ellos las adaptaciones musculares a la actividad física y a los años.
Estas adaptaciones están diseñadas para poder soportar una carga excesiva en un momento dado y acostumbran a los músculos a un nuevo régimen de actividad.
Todo esto, es con el fin de lesionarnos menos, regenerando nuestras fibras, fortaleciendo las nuevas zonas de trabajo y tensión, adaptando y generando menos molestias.
Sin embargo, este mecanismo también tiene sus límites si no atendemos correctamente a las señales de alerta y luces rojas que nuestro cuerpo nos comienza a enviar en un momento dado.
A medida que cumplimos años, nuestro cuerpo tiene menos resistencia ante los excesos y se recupera más lentamente, por ello, deberemos suministrarle el tiempo y la intensidad adecuada para que esas adaptaciones hagan su trabajo.
Esto es debido a que el número y la flexibilidad de células va disminuyendo, y con ello menos capacidad de reparar las zonas dañadas, siendo los efectos colaterales mayores y avisando habitualmente en forma de dolor e inflamación.
Esto no quiere decir que no puedas DAR EL MÁXIMO en competición, sino que RECUPERARSE pasa a ser la actividad fundamental y prioritaria de tu entrenamiento, muy por delante de hacer unas buenas series o batir una marca que tienes en mente.
Si te duele, escucha a tu cuerpo, tendrás muchas oportunidades para batir tus marcas, si te cuidas bien, porque estarás mucho tiempo en buenas condiciones y esto te llevará a situaciones ideales para progresar por el camino correcto.
Errores comunes:
- Intentar realizar entrenamientos demasiado exigentes o intensos.
- No realizar una recuperación activa el día siguiente a la competición.
- Acumular un volumen de kilómetros excesivo en las piernas.
- Preparar una larga distancia en unos meses.
- Elegir mal el calzado.
- No realizar ejercicios de activación y calentamiento.
- Hacer caso a tus compañeros de batallas (No son expertos, simplemente te cuentan sus remedios)
- Hidratarse por exceso o por defecto
- No descansar lo suficiente.
- No alimentarnos correctamente antes, durante y después.